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12 de septiembre de 2012

Joyería corporativa, oportunidad de negocio

Miguel Ángel Pallares Gómez

Como parte de la tercera generación de una familia de plateros, Fátima Castelán logró aprovechar su conocimiento en metales preciosos para explotar un nicho de mercado virgen en nuestro país: el asesoramiento y desarrollo de joyería corporativa.

La compañía fabrica distintivos para empresas como pings, reconocimientos y otros artículos con metales preciosos y semipreciosos, pero también ha logrado conformar un equipo de expertos para elegir junto con sus clientes el mejor diseño, material y artículo para alcanzar los objetivos de la empresa.

En 2007, Fátima Castelán, dueña de la compañía que lleva su nombre, identificó una necesidad en el mercado donde sus padres y abuelos habían trabajado desde siempre: faltaba atención de forma especializada a los compradores de joyería corporativa.

A través de un préstamo del Fondo de Desarrollo Social (Fondeso) de la ciudad de México, la entonces emprendedora logró obtener 350 mil pesos que utilizó como inversión inicial para desarrollar un anillo, el cual fue comercializado por una empresa de marketing televisivo. Ahí comenzó el éxito de la empresa, relató.

Los posteriores proyectos de Fátima Castelán incluyen contratos con firmas como Televisa, Dell, BMW, Grupo Financiero Inbursa e Ixe Banco, además de dependencias de gobierno como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

“No puedes crecer con sólo vender, el punto es apoyar con tu conocimiento a las personas para que tomen la mejor decisión en relación a lo que tu ofreces como servicio o al producto final”, recomendó.

Actualmente, la compañía tiene como objetivo facturar más de un millón de pesos mensuales y exportar su producto a otros países. Los mercados con mayor potencial para su negocio son España e Inglaterra, comentó.

“Nuestras piezas se han ido a otro países de manera indirecta y uno de los retos es hacerlo de forma directa. No he tenido tiempo de trabajar con ProMéxico, hace algunos meses me invitaron para enviar una colección a España, pero la verdad no pude por enfocarme al negocio en México”, dijo.

De continuar al paso que vamos, añadió, el objetivo en ventas podría lograrse en el mediano plazo, pero las dos principales barreras son el tiempo y el financiamiento, ya que su posición como mujer no ha frenado o influenciado su paso por los negocios.

“Más que el género es la actitud, siempre debes ser amable e ir con la mejor disposición, el ser hombre o mujer es independiente, depende de la empatía”, indicó.

Por el momento, el equipo de Fátima Castelán consta de 18 personas entre, ingenieros, artesanos, maestros orfebres, matriceros –personal que ayuda a crear las formas de los productos– y pulidores, quienes ayudan a la empresaria a determinar el artículo ideal para las necesidades de sus clientes. La manufactura de los productos se realiza en un taller independiente.

Fátima asegura que por ahora no tiene competencia en el sector donde participa y su meta en el corto plazo es convertirse en la marca líder en desarrollo y manufactura de metales preciosos y semipreciosos en nuestro país.
 

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